El diestro almeriense Ruiz Manuel ha cortado la única oreja en la corrida que se ha celebrado esta tarde en la plaza de toros de Valencia conmemorando la festividad de la Comunidad Valenciana. Un festejo con el que también se ha echado definitivamente abajo el telón de la Temporada Taurina en la capital del Turia y que lo ha hecho con una tarde marcada por la persistente lluvia y el viento, lo que ha deslucido en gran parte el espectáculo.
Bajo un ambiente invernal, gélido y poco propicio para el toreo, lo más destacado del festejo lo ha firmado al final Ruiz Manuel con el toro que abrió plaza. A éste lo toreó con mucha suavidad a la verónica, meciendo la embestida y cuidándole para que no perdiera las manos dada la flojedad del animal.
Después, con la muleta, el almeriense ha estado valiente y con mucho oficio bajo la incesante lluvia. Faena en la que siempre citando con la muleta a media altura logró cuajar varias tandas de buen nivel por el lado derecho, como también lo logró sobre el izquierdo arriesgándose incluso a cuajarlo por abajo con la mano suave y templada. En las postrimerías de la faena el animal acabó rajándose aunque Ruiz Manuel lo aprovechó hasta su última embestida. Mató de una estocada al encuentro y paseó el único apéndice.
Con el cuarto menos opciones tuvo para poder redondear la tarde, ya que el viento y la lluvia imposibilitaron comodidad alguna delante de la cara del astado. No pudo lucirse con el capote y con un ambiente ya muy gélido y desapacible, buscó el lucimiento en el último tercio. Toro complicado, brusco en sus acometidas y mirón resultó tarea ardua y difícil triunfar con semejante res.
El valenciano Juan Ávila tampoco tuvo suerte ni en su lote ni en la tarde en la que se anunció, viendo como se le silenciaba sus dos actuaciones. El primero de su lote, con clase y nobleza aunque acabó muy venido a menos, sirvió a medias para que Ávila entregado y valiente durante toda la tarde, le firmase un trasteo voluntarioso y firme en el que le tragó varias series sobre el pitón derecho así como cuajó otros lances sobre el siniestro con suavidad y templado recorrido. La faena se movió bajo los condicionantes de la lluvia, el viento y el comportamiento del toro, lo que junto al desacierto con la espada tuvo como resultado un silencio.
Todo ello no mejoró con el quinto, aunque bajo una lluvia muy incómoda y un ruedo impracticable el torero valenciano sí logro firmar dos buenas series de naturales de mano baja, suaves y gustándose que llegaron al frío tendido. No se aburrió Ávila a pesar de todos los contratiempos y si no llega a fallar con la espada habría paseado, posiblemente, un trofeo.
Finalmente, Gabriel Picazo, que volvía a torear tras fracturarse la clavícula, vio como su primero se daba una fuerte voltereta, lo que le condicionó posteriormente. El animal tenía clase, nunca rompió a embestir con claridad y aún con ello, el madrileño logró torearlo a media altura, cuidándolo y aprovechando las pocas condiciones del animal. Sufrió algún desarme y otras tandas coladas, pero esto no fue óbice para que dejase su impronta de torero a tener en cuenta para la próxima temporada.
Con el sexto, manso sin maldad y aquerenciado en tablas, resultó imposible cualquier lucimiento y Picazo, decidió -con justo criterio- abreviar la faena.
Bajo un ambiente invernal, gélido y poco propicio para el toreo, lo más destacado del festejo lo ha firmado al final Ruiz Manuel con el toro que abrió plaza. A éste lo toreó con mucha suavidad a la verónica, meciendo la embestida y cuidándole para que no perdiera las manos dada la flojedad del animal.
Después, con la muleta, el almeriense ha estado valiente y con mucho oficio bajo la incesante lluvia. Faena en la que siempre citando con la muleta a media altura logró cuajar varias tandas de buen nivel por el lado derecho, como también lo logró sobre el izquierdo arriesgándose incluso a cuajarlo por abajo con la mano suave y templada. En las postrimerías de la faena el animal acabó rajándose aunque Ruiz Manuel lo aprovechó hasta su última embestida. Mató de una estocada al encuentro y paseó el único apéndice.
Con el cuarto menos opciones tuvo para poder redondear la tarde, ya que el viento y la lluvia imposibilitaron comodidad alguna delante de la cara del astado. No pudo lucirse con el capote y con un ambiente ya muy gélido y desapacible, buscó el lucimiento en el último tercio. Toro complicado, brusco en sus acometidas y mirón resultó tarea ardua y difícil triunfar con semejante res.
El valenciano Juan Ávila tampoco tuvo suerte ni en su lote ni en la tarde en la que se anunció, viendo como se le silenciaba sus dos actuaciones. El primero de su lote, con clase y nobleza aunque acabó muy venido a menos, sirvió a medias para que Ávila entregado y valiente durante toda la tarde, le firmase un trasteo voluntarioso y firme en el que le tragó varias series sobre el pitón derecho así como cuajó otros lances sobre el siniestro con suavidad y templado recorrido. La faena se movió bajo los condicionantes de la lluvia, el viento y el comportamiento del toro, lo que junto al desacierto con la espada tuvo como resultado un silencio.
Todo ello no mejoró con el quinto, aunque bajo una lluvia muy incómoda y un ruedo impracticable el torero valenciano sí logro firmar dos buenas series de naturales de mano baja, suaves y gustándose que llegaron al frío tendido. No se aburrió Ávila a pesar de todos los contratiempos y si no llega a fallar con la espada habría paseado, posiblemente, un trofeo.
Finalmente, Gabriel Picazo, que volvía a torear tras fracturarse la clavícula, vio como su primero se daba una fuerte voltereta, lo que le condicionó posteriormente. El animal tenía clase, nunca rompió a embestir con claridad y aún con ello, el madrileño logró torearlo a media altura, cuidándolo y aprovechando las pocas condiciones del animal. Sufrió algún desarme y otras tandas coladas, pero esto no fue óbice para que dejase su impronta de torero a tener en cuenta para la próxima temporada.
Con el sexto, manso sin maldad y aquerenciado en tablas, resultó imposible cualquier lucimiento y Picazo, decidió -con justo criterio- abreviar la faena.
Valencia. Jueves 9 de octubre. 3ª de Feria. Un cuarto de plaza. Cuatro toros de Lagunajanda, uno de Martelilla (2º) y uno de Casa de los Toreros (3º), correctos de presentación, justos de fuerza, deslucidos y complicados en conjunto. 3º manejable aunque a menos. Ruiz Manuel, oreja y silencio. Juan Ávila, silencio tras dos avisos y silencio. Gabriel Picazo, silencio tras aviso y silencio.
Información de Burladero.com
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