lunes, 22 de septiembre de 2008

El Almeria Co-lider.


En el Mediterráneo, el pirata, el que tiene el tesoro, y el dueño del negociado es Álvaro Negredo. "Animal", le gritan cuando sale del vestuario. El año pasado, 13 goles. Este año, tres en tres partidos. Ayer, ante el alicaído y preocupante Málaga (tres partidos sin hacer un gol), se pasó 75 minutos persiguiendo el balón por cualquier rincón, a veces incluso alejándose más de lo que le conviene del área. Olfateó por todos lados y al fin decidió lo que más le convenía: esperar un centro de Ortiz en su hábitat preferido. Como caído del cielo, le dio fuerza de arriba hacia abajo y proclamó Rey del Mediterráneo al Almería, justo ganador del derbi simplemente porque propuso más, fue más noble, quiso ganar y encontró la suerte cuando empezaba a perder el aire. Descolocado y desesperado por el frontón que era el Málaga, empezó a perder la posición, pero no la fe. Y encontró el oro.
El resultado, que pone en la cima al Almería y premia su buen gusto por el fútbol, deja en muy mal lugar al Málaga, que ayer hubiese hecho sentir muy orgulloso a Gianni Brera, el periodista italiano de la Gazzetta dello Sport que, según todas las crónicas, apadrinó el catenaccio. El Málaga jugó el partido con un plan: no encajar goles. Y resistió, a veces hasta cómodamente, hasta los últimos minutos. Pero Tapia olvida que el fútbol se juega en dos direccciones y renunció lamentablemente al ataque. Luque debe estar al borde del suicidio. Qué será mejor, visitar los banquillos en la Premier o ver pasar balones como misiles tierra-aire. Scuds y Patriots, como en el Golfo Pérsico. Desastre de armamento.
Frente al ruido del Málaga, Almería es armonía. Empieza Alves, continúa Bruno y, si como ayer no funciona Corona, hacia Juanito o Julio Álvarez. Luego Piatti, electricidad. Ortiz, Juanma, trabajo. Y Ortiz, José, mito. Arconada, que lo había dejado fuera de la lista ante el Valencia, le habló al oído al capitán un cuarto de hora antes de que saliese. Y, por más que luego fuese expulsado por un descuido ante Eliseu, su trabajo fue intachable.
El Almería se pasea entre las nubes y lo merece. Arconada debe estar frotándose los ojos, porque además su tropa tiene margen de mejora. Ayer se hizo un lío un buen rato en la segunda parte. Perdió frescura y se enmarañó ante tanta camiseta del Málaga, honrado y sufridor, pero pobretón y timorato. Para este Málaga, llegar al área rival es cruzar el océano.
Con Duda fuera de sitio, los laterales amordazados y un centro del campo estupendo en la contención pero nulo para imaginar, la esperanza es Baha, que hace lo que puede, esconde la pelota, grita socorro y hasta se lanza al remate como en la única ocasión en la que el Málaga llegó con peligro (a pase de Nacho, oh sorpresa, un centro del lateral). Así se pasó el partido el Málaga, fracasando y masticando su impotencia para llegar a la portería de Alves, que apuró los últimos minutos tirándose al suelo para perder tiempo y mancharse el traje, que no había ni estrenado. 270 minutos sin hacer un gol es un dato que ya no puede ser elevado a categoría de anécdota, es una realidad preocupante. Con el déficit de imaginación y fantasía que tiene el Málaga, es imposible circular en Primera. También se podría hablar de valentía, pero ese es un debate más crudo sobre el que no se debería estar hablando ya...
Enfrente, un ciclón, el Almería. La felicidad total. Y su estrella. Negredo ya había rematado dos veces antes del primer cuarto de hora. Luego se tapó un poco hasta el estoque, reservado para el final. Negredo es un bicho. Su gol desató a la afición, poca afición para lo que merece este admirable equipo. El fútbol español mira esta mañana al sureste y ve levantarse orgulloso al Almería, segundo en la Liga, presumido y estético. Sólo le adelanta el Valencia, que entrena, lo saben, Unai Emery. ¿Por qué será? Sobre gustos y estilos no hay nada escrito, pero si son bonitos y ganadores, entonces nos lo pasamos bomba. A Gonzalo Arconada, nuevo entrenador que merece un trocito de la tarta, también le gusta pasárselo bien. Por eso tocará lo justo su cubo de Rubik. El Málaga le tiene que dar la vuelta entera.
El detalle: Mejuto no se corta: 2 rojas
Mejuto, que venía de arbitrar a Mourinho y su Inter en Atenas ante el Panathinaikos, no se cortó en Almería. A Miguel Ángel le expulsó justamente por una dura (y peligrosa) entrada con la plancha por delante a Natalio. Más discutible fue la de José Ortiz, que se volvió contra Eliseu. Su golpe, sin embargo, no pareció tener tanta importancia para tal desmayo.

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